La prostitución tiene que ser considerada como una forma extrema de violencia de género, que perpetúa y legitima la compraventa del cuerpo de las mujeres siendo tratado como mercancía.
Un tópico que hay que discutir es que la prostitución es libre, cuando no es así; generalmente quien lo hace voluntariamente, lo hace por falta absoluta de opciones. Hace un tiempo quien se dedicaba a la prostitución eran personas que sufrían pobreza extrema, madres solteras, problemas de drogodependencia, marginación y falta de reconocimiento de los propios derechos. El perfil actual de la mujer prostituida es en un gran porcentaje pobre, inmigrante y en situación irregular.
Sobre el tratamiento del problema de la prostitución es necesario distinguir entre regulacionismo, prohibicionismo y abolicionismo, y saber explicar la diferencia, ya que muchas veces se confunden. Después de toda la problemática actual sucedida en Barcelona, la posición regulacionista utiliza como argumento principal definir la prostitución como actividad económica que responde a la oferta y la demanda, sin remarcar que la oferta son las mujeres y la actividad la explotación sexual y la violencia.
El proxenetismo organizado defiende la regulación para sacar a las mujeres de las calles y tenerlas a su disposición en condiciones favorables para ellos, ejerciendo así una mayor presión y control sobre ellas.
El problema no son las condiciones en las que se lleve a cabo la actividad, sino la actividad en sí; por lo tanto, no se puede consentir, es contrario a los derechos inalienables de las personas.
Se cree que la regulación de la prostitución acabará con las mafias, mientras que países donde está regulada, como Holanda y Alemania, son de los primeros receptores de mujeres víctimas de trata de personas. Con el modelo abolicionista, caso de Suecia, sí se puede comprobar que se reduce la actividad de las mafias, ya que la demanda baja.
Defendemos la abolición porque estamos a favor de las mujeres prostituidas y en contra de la prostitución. No es extraño que se confunda, expresamente, abolicionismo y prohibicionismo, para poder acusar a los grupos abolicionistas de estar en contra de las mujeres y no de los prostituidores.
Según el Convenio 49 de las Naciones Unidas, el proxenetismo se entiende como nueva forma de esclavitud, por lo tanto, se descarta que sea una actividad laboral. Se considera necesaria una legislación que parta de esta norma, ya que ahora mismo se castiga a las mujeres, reforzando a las mafias.
Para entender lo que comporta la prostitución, hay que ponerse necesariamente en el papel de la persona prostituida. Consideramos imprescindible tratar el tema de la prostitución en el marco del 25 de Noviembre, dándole perspectiva de clase. Una clase doblemente explotada: como “trabajadoras” por los proxenetas y las mafias y como mujeres tratándolas como mercancía, cuando no como esclavas.
Ángeles Fonseca, Concejala de IU en el Ayto. de Langreo
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